25 de Marzo de 2018
El tren a Óbidos para en medio de la nada. Los 5 que bajamos ponemos cara de susto por si no es esta parada. Solo veo una monraña a un lado y al otro una carretera y una casa al fondo hacia donde nos dirigimos todos a ver si hay alguna señal o se ve algo. Pronto puedo ver una muralla en la montaña pero no veo señales de que exista un pueblo y llamo al hotel para confirmar que tengo que andar unis 15min hasta llegar al pueblo.
Al cruzar la muralla apenas veo gente por las calles, cosa que cambia una vez llego a la calle principal donde los turistas van arriba y abajo.
Me doy una vuelta y recorro la muralla que rodea todo el pueblo. No tiene ninguna protección y alguien con vértigo y poco equilibrio lo pasaría mal aquí.
No se en que día vivo. En cuestión de minutos escucho una banda de música. La calle principal se empieza a llenar más de gente y todos empiezan a andar en procesión. Es Pacua. El pueblo amurallado de 4 calles se llema de cientos de personas que van en procesión pasando por varias iglesias que hay mientra la misa se escucha por megafonía.
No hay mucho más que hacer en el pueblo aunque parece ser que aquí se celebra un festival del chocolate y licor que atrae miles de personas todos los años y yo he llegado 1 mes antes.
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