16 de Mayo de 2018
*Spoiler: A partir de ahora creo que todo va a ser «espectacular», «increible», … y esas serán las palabras que más repetiré 😉
Ayer por la noche llegué a Egipto. Conforme el avión se acercaba a el Cairo un desierto dejaba vislumbrar 2 enormes pirámides. Ahí están! eso es lo que más quiero ver en este país. Pero todavía no, hago escala en Cairo y mi primer destino es Hugarda. Una ciudad junto al mar rojo. Llego al hotel ya de noche y un cartel bien grande muestra fotos e información de excursiones para hacer snorkel y buceo, el snorkel solo vale 10€ y te pasas todo el día fuera incluyendo comida.
– ¿Disculpa cuanto vale el buceo?
– 22 euros e incluye instructor para ti solo, 2 inmersiones, te recogen y te traen, comida, bebida y el material.
– Ok, me lo pienso… apuntame para mañana.
Me despierto, el instructor viene a por mi y vamos al barco con otros grupos de turistas que van con su instructor por grupo. Mientras el barco va hasta la zona de inmersión veo que el agua tiene un azul espectacular. ¿No es rojo? que desilusión. Hora de la primera inmersión casi 50 minutos en unas aguas claras como nunca he visto (tampoco he visto tantas), visibilidad espectacular, los corales, peces, …
Descansamos para comer y ellos aprovechan para rezar también. Y la segunda inmersión. Más corales, montones de peces y un tiburón! nos indican que vayamos a verlo. Un pequeño tiburón duerme en el fondo entre unas rocas y nos juntamos todos para verlo por turnos.
Día espectacular y agotador, vuelta al hotel y mañana 4 horas de autobús hasta Luxor, más 4 horas de espera y otras 4 horas de tren hasta Aswan.
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