2 de Agosto de 2018
Laurice me había comentado sobre un lugar cerca de la playa, con naturaleza y casas de madera en los árboles. Y después del turístico Pamukkale me fui a ese lugar diferente a ver como es dormir en una casa en el árbol Olympos. Aunque el nombre de Olympos parezca griego está en Turquía y cerca hay un monte llamado Olimpo, pero no es el de los dioses griegos. Aquí iba a coincidir con Laurice pero ella se embarco en otra aventura muy interesante, ayudanta en un barco, aún así comentado sobre este lugar Nilgül que aún tenía días libres se unió a esta escapada.
El primer día nos alojamos en un hostel con casas en los árboles. El dueño del hostel era muy agradable, ponía música rock muy buena y como esta intentado aprender español le recomendé varios clásicos españoles del rock.
Y aunque la experiencia es interesante pues tienes un árbol en el dormitorio le hostel esta bastante alejado de la playa y nos movimos a otro hostel con más gente y a 15 minutos andando de la playa. Para llegar a la playa desde Olympos hay que cruzar las ruinas del antiguo pueblo romano y primero pasar por taquilla, aquí por recomendación del dueño del anterior hostel y que no lo indica en las taquillas compré el bono 10 que vale lo mismo que entrar 2 veces.
Me gustó mucho el camino por un valle franqueado por montañas que te dirigen al mar pasando por las ruinas de la ciudad, rodeadas de vegetación y un pequeño río.
Y cuando llegas al mar la playa se abre, por la derecha una montaña la corta y por la izquierda se a lo lejos hasta que otra montaña la corta.
Aquí hay poco que hacer y pasamos los días en la playa, vacía por la mañana porque el sol pega duro y se empieza a llenar a partir de medio día cuando la montaña empieza a hacer sombra.
Otra cosa interesante que hay cerca son unos fuegos de Yanartas, unos fuegos en una montaña que nunca se apagan y están encendidos por miles de años. Tomamos la excursión del hostel para ir a visitarlos. La subida a los fuegos fue bastante dura por la inclinación y el calor que hacia. Una vez llegamos vimos unos pequeños fuegos que salían de las rocas y donde alguna gente sube preparada para calentar comida o té. En el bus de ida estaban todos muy habladores pero a la vuelta ya no tenían ganas.
Un día andando por la playa me encontré 2 especimenes de algún animal que no había visto nunca, apenas asomaban la cabeza pero resultaban muy graciosos.
Después de varios días de desconexión total era hora de prepararse para al siguiente destino bien conocido en instagram.
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