10 de Septiembre de 2018
Igual que fui a Amritsar porque otros viajeros me hablaron de la ciudad y me gustó lo que decían me pasó con Dharmashala. Me hablaron de una ciudad hacia el norte, en las montañas, donde la vida es más tranquila y diferente a la India u además me hablaron de un barrio o zona concreta donde está el templo y vive el Dalai Lama. McLeod Ganj. La mayor comunidad de refugiados del Tíbet en la India.
En el hospedaje de Amritsar coincidí con un alemán que también quería ir y le comente mis planes para llegar siguiendo los consejos de Pio y Juli, ir en tren que dura 4 horas hasta la ciudad Patjankot, tomar un bus local hasta Dharamshala otra hora y otro bus local hasta McLeod. Fue muy gracioso ver la reacción de Thomas con la conducción del bus por las montañas, el no podía quitar la vista de la carretera mientras repetía «no no no no» o «oh dios mío» y su cara se ponía tensa y solo le faltó besar el suelo cuando llegamos a Dharamshala.
El hostel que me recomendaron también Juli y Pio estaba completo y terminamos en uno enfrente y parece que mi habitación era la única que era una mierda con humedad y algún que otro insecto. Como llegamos algo tarde y estábamos bastante cansados salimos con las ganas justas para buscar, otra vez por recomendación de Juli y Pio, un pequeño restaurante donde apenas caben 8 personas, con una decoración muy auténtica, con fotos del Dalai Lama y que hacían unos udon buenísimos, los mejores que probé en McLeod.
Y con la panza contenta el Dalai Lama se fue a la cama para al día siguiente y si el tiempo no lo impide hacer el trek hasta la montaña de Triund.
Afortunadamente el día amaneció despejado y tras desayunar algo en el pueblo empezamos a caminar hacia el sendero que va hacia la ruta de Triund. Hacia el final de pueblo nos encontramos con la furgoneta de Scooby Doo, «the mystery machine», pero parecía que Saggy la dejo olvidada allí varios años. Estaría en algún retiro espiritual y se le fue la mente a la 7a dimensión.
Tras un rato caminando llegamos a lo que era el inicio real del camino. Dos hombre tomaban nota de todos los que entraban, fecha y pasaporte y con la petición lógica de no tirar basura y bajarla. Algo que no todos hacen. El camino de subida no es complicado al principio, tiene vistas bonitas de las montañas y el pueblo. Vamos cruzando varios que ya van de vuelta y poco a poco pasando otros que se lo toman con más calma.
La subida no requiere ningún material técnico pero es de admirar los que suben en chancletas (sandalias) como unos monjes que nos cruzamos o los indios vestidos como si fueran a tomar café. También muchos suben a pasar la noche en la cima cargados con comida y la tienda de campaña, otros alquilan la tienda arriba.
El último tramo es más duro, la inclinación es más grande, hay que subir muchos escalones y tenemos que ir haciendo descansos. Pero el esfuerzo valió bien la pena. Las vistas son magnificas.
Y no encuentro las fotos que hice pero es todo bonito, hay un templo budista y varias tiendas esperando al turista. Vale la pena subir.
Poco a poco una nube empieza a envolverlo todo y va siendo hora de bajar no sea que llueva.
Por el camino otros que suben, exhaustos, van preguntando si falta mucho y es de lo más gracioso verles la cara cuando les dices que una hora más y cuando se quedan blancos del susto decirles que apenas están a 10 minutos 🙂 En la bajada nos perdimos un poco e hicimos 30 min extra. Thomas se hizo daño en la pierna y fue cojeando la mitad del camino, hizo demasiado el cabra y tampoco es que fuera Kilian, bueno ninguno somos kilian y yo también terminé con mi rodilla hinchada.
En total me quedé solo 3 noches en McLeod. Me hubiera quedado mucho más en este ambiente relajado que se vive aquí, con esos monjitos paseando por el pueblo y lo bonito que es el entorno.
Los 2 siguientes días los pasé dando vueltas por las calles y las cafeterías.
Visité el museo del Tíbet con algunas historias de los que cruzaron la frontera que me dejaron impresionado por las dificultades que pasaron. Visité el templo del Dalai Lama donde los 4 días anterior a mi llegada estuvo dando unas charlas, y respire aire puro, algo que es difícil en India.
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