Día 23 de Noviembre de 2018
Mis últimas noches en Thailandia. De Koh Lanta tomé un barco hasta Koh Phi Phi, la isla más conocida de Thailanda gracias a la película de DiCaprio «la playa», playa que está cerrada por recuperación medioambiental del efecto que ha tenido tanto turismo sobre ella. Es una pena porque me hubiera gustado ver ese bonito paisaje pero así son las cosas.
Phi phi, es un destino que no estaba seguro de ir por ser excesivamente turístico y caro. Es una isla pequeña con un núcleo poblado muy pequeño y en la que apenas hay unos pocos vehículos. Al llegar a la isla se ven montones de barcos listos para los tours, de transporte de personas y taxis. pues si tu hotel está lejos es mejor que tomes un barco-taxi. Tras desembarcar pasas por unas calles llenas de tiendas, agentes de viajes, buceo, … todo es 100% para el turista.
Tras un rato llego a la calle donde está mi hostel. Hay un bar con un ring donde por la noche si vas lo bastante borracho para atreverte puedes subir a pelear con un abuelete (no entré a verlo pero seguro que reparte hostias como panes).
Mi hostel es el más barato de la isla y por algo. Es uh lugar al que solo vas a ir a dormir, con cámaras dentro del dormitorio. Salí a dar una vuelta y buscar una playa bonita y tranquila dónde torrarme al sol hasta la tarde. Para mi suerte hoy es la fiesta de la luna llena y en Phi Phi no hay masificación de gente. La famosa Full Moon Party se celebra en otra isla donde miles, miles! de personas van a emborracharse. Por qué no fui? la próxima quizás.
Primero intenté llegar a la monkey beach andando, pero el camino de acceso, que está detrás de un hotel no parecía muy fácil y me dijeron que podría encontrarme con animales poco amistosos y no tenía ganas de líos. Con eso hice camino a la Long Beach. Cómo me indicó Hector, la cara de un Buda tallado en un árbol marca un sendero que baja a una playa.
Gran acierto, poca gente y bonita, además llena de peces de todos los colores a pocos metros de la playa. Aquí me quedé unas horas hasta que el sol empezó a picar. A la vuelta paré en el chiringuito que hay en un pequeña playa. Los mosquitos me comieron vivo.
A mi vuelta al hostel conocí a un catalán que me recordaba en aspecto y trazas a Bumbury. Apenas tenía 22 año, dejó su trabajo y se vino a Thailandia mientras le dure el dinero. Este sí se lo va a pasar bien. Por la noche me uní a Carlos y otra gente que el conoce y nos fuimos a una fiesta. Carlos viaja barato, muy barato, y tiene trucos para beber grátis aquí, algo que probaré pero no creo que repita. Primero, hay una forma muy fácil de beber chupitos mortales gratis pues en las discos hacen juegos y a todo el que participa le dan y el primer juego es saltar a la comba, aguanta unos saltos, chupito y repetir hasta que te explote la cabeza.
El segundo juego fue la limbo. Uno tras otro ibamos pasando mientras el palo estaba más bajo. Tengo que reconocer que me divertí mucho con estos juegos. El otro truco del catalán para conseguir bebida gratis era buscar cervezas y cubatas que la gente dejaba a medias. La cerveza caliente no está buena. Una divertida noche para conocer el ambiente de esta isla.
A la mañana siguiente me fui directo otra vez a la long beach hasta medio día que salía mi barco a Phuket para hacer noche y tomar el avión a mi siguiente destino. La verdad que no me esperaba que la isla me gustará tanto y lamenté no haberme quedado más días aquí.
En Phuket celebraban el día de los farolillos, en verdad no recuerdo que celebraban, pero todos dejaban un farolillo en el agua de un lago y pedían un deseo. Yo aproveché para pedir por alguien que se merece un milagro.
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